Me molesta, me vence
mi incapacidad de
formular con coherencia terrenal
una respuesta satisfactoriamente
viable y sólida
que exprese el porqué de mis porqués.
Eso es para mí
sucumbir ante el enemigo,
perder las riendas
que nunca existieron;
ser déspota y libertador
de uno mísmo sin justificación aparente.
En vano, totalmente vano.
O simplemente por diversión.