Extraño que mis veranos
sean
inocencia y libertad
sentir el fulgor del sol galopar entre la brisa
inmune a los pensamientos.
Solía volar descalza
y encontrar entre los mortales
indicios de autenticidad.
Solía ser pura y rebozaba vitalidad,
mis días no conocían lo absurdo del malestar.
Quisiera encontrarme otra vez sencilla,
abandonar este estúpido universo de precaria naturalidad...
oír miles de voces otra vez jugando en el viento
y fundirme en una enorme
fuente de agua cristalina,
ser verde y etérea;
volverme inefable,
dejar de existir para el resto de la humanidad.
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