8.02.2010

No es tan irreal como los demás creen.

-Vivís huyendo y no sabés porqué.
Crees que es una búsqueda, en el fondo sabés que no es así.
-¿Qué hago todavía acá?
-Todo el tiempo pienso que deberías haber dejado que te lleve el viento helado de esa madrugada de Agosto. Esa noche en que el suspiro de un gigante enmoheció toda tu esencia, lo que veías con falsos colores...y ahora tal vez veas con claridad, que esa vida llena de brío, fulgor y armonía no es más que un gran panel inerte que sostiene nuestra credibilidad.
Tantas veces te ahogaste en lágrimas, tantos cuchillos acariciaron ese cutis derroído por la rutinaria indiferencia de existir...
-No fue mi culpa, nunca será mi culpa. No soporto cargar con aquello que no me corresponde pero a él no lo puedo dejar. Él es tan inocente como yo lo fui alguna vez...
-Quizás pero la inocencia cotiza más caro, día tras día. ¿Y tu solución? Vomitarle al resto lo que no sos capaz de cultivar, algún día vas a ser menos necia. Lo sé solamente no sé cuándo.
-Dame otra primavera, otra de esas primaveras en las que nos revolcábamos en el pasto en medio de la ciudad y nos jurabamos boludeces que parecían tan reales como las mentiras de ahora. Eras plena, eras hermosamente libre.
-Tu clave, y, es la segunda vez en millones de años que lo repito, es la libertad.

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